jueves, febrero 22, 2007

Consumismo pastillero

Vivimos en una sociedad consumista, eso no es ningún secreto, hoy en día se comercia con todo, desde churros con chocolate hasta servicios de Telemadres, cualquier objeto o servicio que tenga una demanda es susceptible de ser comprado y vendido. Y todo esto esta bien cuando hablamos de churros con chocolate o de una entrada para el cine, pero cuando llega a la salud, eso ya es un tema más delicado.

Hoy en día el negocio legal que genera más beneficios económicos es el de la industria farmacéutica, se mueven miles de millones de euros en este concepto lo cual no deja de ser curioso, teniendo en cuenta que las leyes al respecto de la publicidad de medicinas con prescripción médica es de lo más clara y tajante es decir, no existe publicidad evidente de ciertas medicinas para, por ejemplo, la disfunción eréctil y sin embargo todos sabemos o hemos escuchado hablar en alguna ocasión de la Viagra, y así con un montón de medicamentos, y esto, ¿cómo es así? Pues muy sencillo, si no puedes hablar de Viagra, habla de disfunción eréctil, si no puedes hablar de determinada medicina, habla de la enfermedad que se puede curar con esa medicina.

Si nos fijamos un poco nos damos cuenta que en los medios de comunicación nos están continuamente hablando de enfermedades, que si el cáncer mata a tropecientos millones de personas al año, que si el SIDA, cada año nos machacan con la vacuna de la gripe, actualmente la gripe aviar ocupa titulares de muchos medios informativos. Y ya si nos metemos en determinadas revistas especializadas esto es escandaloso, además de que los profesionales de la medicina reciben un bombardeo de publicidad mucho más acentuado si cabe que nosotros, los pacientes. Por no decir que ya se sabe que lo que hablan dos no lo escuchan tres, y a buen entendedor pocas palabras bastan, toma refranero español.

En definitiva, que luego nos quejamos de que estamos rodeados de hipocondríacos y enfermos, pero es que con razón, al fin y al cabo, ¿qué es lo que más desearía alguien que vendiera (muchos) medicamentos? Yo, por lo pronto, estaría encantado de tener cuanta más gente enferma e hipocondríaca mejor, pero como no, como lo que soy es un suicida pues voy a ello... Y hoy lo haré de la única manera que se me ocurre, con un chute de medicamentos como para matar a una manada entera de dinosaurios, ¡Adiós!

jueves, febrero 08, 2007

Tostón pre-electoral

Igual que el olor a pólvora presagia la llegada las Fallas en Valencia, el olor a asfalto candente y las obras en determinadas calles de nuestra localidad anuncian unas nuevas elecciones locales, eso es así excepto en Madrid que parece que viven en unas eternas elecciones.

Poco a poco el ambiente electoral se va notando en las conversaciones mañaneras de los bares, no en todas claro, de hecho en muy pocas, bueno, en casi ninguna, la verdad es que se habla más de fútbol y de lo escotada que ha venido hoy la secretaria del jefe que de política. Pero una cosa no siempre esta reñida con la otra y siempre se puede hablar de política sin dejar de hablar de escotes… Por ejemplo, en las conversaciones mañaneras de los bares, el generoso escote que nos muestra la candidata por el PSOE para la alcaldía de Murcia es un tema que se toca o por lo menos eso se intenta, tocarlo.

La verdad, es que llegan estas épocas y los políticos empiezan a tomar posesión de las pancartas publicitarias que, haciendo un inciso en esto de las pancartas publicitarias, ¿os habéis dado cuenta lo cerca que están las pancartas de los políticos con la publicidad de nuevas y lujosas promociones inmobiliarias? Dejemos que esa pregunta se responda sola, yo voy a algo más básico, el careto de los políticos, y es que muchas veces los ves en los carteles y te pasa algo parecido a lo que le pasa a una madre con su hijo... y es que dan ganas de comérselos con lo guapos que están ahí todo peinaditos, con una cara de buena persona que no pueden con ella, unos ojitos a lo gatito de Shrek, más tiernos... Y luego, ya una vez salen elegidos te da una rabia no habértelos comido...

Como estamos en época pre-electoral tampoco voy a entrar demasiado en “faena” acerca del tostón totalmente vacío de contenido que nos dan ya en fechas electorales, tan sólo comentar que empecé este post hablando del olor a pólvora y terminaré hablando del olor a pólvora, y es que pienso enterrarme en pólvora y mientras me echan asfalto por encima y me pisa la apisonadora os voy diciendo eso de... ¡Adiós!

domingo, febrero 04, 2007

Peste aérea

Hace un par de días escuché en la radio que un hombre que iba a volar con la compañía aérea British Airways, al ser denunciado por la pasajera que iba a sentarse a su lado se quedó en tierra, el motivo, su olor corporal poco tenía que envidiar al del peo de un cerdo que ha comido verduras en mal estado (perdón por ser tan gráfico).

El caso es que el hombre, al verse obligado a no poder coger ese vuelo en Hawai perdió un enlace posterior en Düsseldorf, por lo que denunció a la compañía británica por una suma que ascendía a los 2.200 euros, aunque al final del juicio la indemnización tan sólo fue de 260 euros.

La última vez que cogí un avión fue para ir de Valencia a Madrid, bueno, en realidad eso no es del todo cierto, el último vuelo fue de Madrid (la T4) a Valencia, pero si nos centramos en el vuelo de ida no lo recordaré como el vuelo más placentero de mi vida, más que nada porque había un señor muy amable que se sentó a mi lado durante los 50 minutos que duró el trayecto que no olía lo que se pudiera decir precisamente bien, vaya, que estaba rezando para que no se moviera para que no me llegara esa olor tan personal y humana de ese entrañable caballero.

Y yo me pregunto, ¿podría haber denunciado yo a la compañía Iberia por haber tenido que soportar a mi lado la olor de ese hombre? Y por otro lado, ¿eso como se dice? levantas la mano y cuando te llega la azafata le dices “oiga, que este señor que tengo a mi lado huele que apesta, ¿podrían ponerlo en la zona de materiales radiactivos?”. La verdad es que no tengo ni idea, yo lo único que sé es que antes de coger cualquier avión (y más en trayectos largos), lo menos que podría hacer todo el mundo es asearse un poquito, que no cuesta tanto, hombre...

En fin, que vamos a lo que vamos, a ese suicidio... Pero la verdad, es que no sé como voy a morir hoy, y es que he ido a un sitio dónde dicen que te matan con una cámara de gas, pero es que esta es la cámara de gas más rara que he visto en mi vida, y es que ¡no tiene techo!... ¡Ah! ¿Qué es para que puedan tirar las bombonas de butano? Bueno, pues… ¡Adiós!