Debe ser que yo, como el resto del mundo he estado o estoy en crisis, o eso o he estado con los de WikiLeaks suicidándome, y es que si hay alguien en el mundo más suicida que yo, esos son los tipos de WikiLeaks… Hay varias y dolorosas maneras de suicidarse, pero la opción que han elegido Kristinn Hrafnsson y compañía es tremenda, buscar noticias “incómodas”, secretos de estado, filtraciones y publicarlas libremente es la mejor forma de suicidarse, no sólo físicamente, sino que acabas matando tus libertades personales, y aunque obtienes “de verdad” aquello que los demócratas dicen que es la libertad de expresión, pierdes la libertad de circulación.Ahora salen miles de noticias relacionadas con la gente que hay detrás de WikiLeaks, que si el creador de WikiLeaks ha sido denunciado por abusos sexuales, que si todo es una creación de la CIA, relaciones extramatrimoniales de algunas de sus cabezas visibles, es decir, y no como lo diría un actor antes de salir a escena… mucha mierda… Y la que vendrá.
Esta crisis en realidad está dando para mucho, está sirviendo para darnos cuenta de cuan cerrados teníamos y tenemos los ojos, para darnos cuenta de lo poco que pinta el ciudadano de a pie, de cuanta mentira hay detrás de la palabra “democracia”, de que estamos atados de pies y manos cuando los bancos y otras multinacionales deciden ir en una dirección, de toda la suciedad que se esconde tras las siglas O.N.G., de que cada día los ricos son más ricos y los pobres cada vez más pobres y de tantas y tantas cosas que al final a uno tan sólo le queda meterse en WikiLeaks, poner el nombre de usuario, la contraseña y escribir el nombre de las empresas americanas, británicas, españolas y otras implicadas en la guerra de Irak, que a día de hoy se están forrando por la zona del golfo pérsico. ¡Adiós!



A ver, supongamos que uno se va de turismo rural con dos o tres parejas más, y cuando los temas más banales empiezan a aburrir siempre hay alguien que salta con un condicional seguido de una interrogación o pregunta, algo así como “… y si os ofrecieran una cantidad inmensa de dinero porque se acostaran con tu pareja, ¿aceptaríais?”, al principio todos los ahí presentes se miran y nadie responde, hay un silencio hasta que alguien (normalmente el mismo que ha realizado la pregunta) alegremente saltaría con la típica afirmación “pues yo sí”, y aquí es donde empezaría lo bueno, se abriría la veda para hacer cábalas y a ver el precio por el que cada uno aceptaría esa proposición, vaya, como si fuera tan fácil que un “Robert Redford” cualquiera te ofreciera una cuantiosa cantidad de dinero simplemente por una cena y un pequeño revolcón.
A mi me gustaría estar en el lugar del “Robert Redford” de turno, no por físico, que también, sino por eso de poder hacer esa proposición, pero mi proposición no sería para con la chica de la pareja, no, yo le propondría una cantidad de dinero, llamémosla X mil millones de euros, para pasar esa noche “fantástica” con el chico de la pareja, vaya, tener un acto homosexual, ¿porqué? Pues muy fácil, porque una vez acabada la negociación (y me consta que al final todo tiene su arreglo económico) lo tendría mucho más fácil para ofrecer la mitad, pero por tener un acto heterosexual con la mujer.
He leído que ese Príncipe que quería ser
Hoy en día el negocio legal que genera más beneficios económicos es el de la industria farmacéutica, se mueven miles de millones de euros en este concepto lo cual no deja de ser curioso, teniendo en cuenta que las leyes al respecto de la publicidad de medicinas con prescripción médica es de lo más clara y tajante es decir, no existe publicidad evidente de ciertas medicinas para, por ejemplo, la disfunción eréctil y sin embargo todos sabemos o hemos escuchado hablar en alguna ocasión de la Viagra, y así con un montón de medicamentos, y esto, ¿cómo es así? Pues muy sencillo, si no puedes hablar de Viagra, habla de disfunción eréctil, si no puedes hablar de determinada medicina, habla de la enfermedad que se puede curar con esa medicina.


